Por Ivonne Vargas Hernández
Hablar de bienestar emocional ya no es un gesto de empatía, sino un asunto de sostenibilidad. En México, la ansiedad y la depresión provocan la pérdida de más de un millón de días laborales al año, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS, 2024) [1]. Este impacto no sólo refleja una crisis silenciosa, sino también un recordatorio de que el liderazgo del futuro se construye desde el cuidado.
Aun así, sólo tres de cada diez empresas mexicanas cuentan con una estrategia formal para atender la salud emocional de sus equipos. De acuerdo con cifras referidas en los reportes en línea del IMSS, el 75% de los trabajadores reporta niveles elevados de estrés y el 27% padece estrés crónico (2). La situación es similar a nivel global: el informe ´Health on Demand 2025´ de MercerMarsh Benefits revela que 45% de los colaboradores se sienten estresados la mayoría de los días [3].
El costo de no actuar impacta la productividad, pero también el bienestar general de las personas. La investigadora Lina Martínez, especialista en bienestar organizacional y participante en Organizaciones con Propósito Wellbeing 360, advierte que el 80% de la fuerza laboral en América Latina carece de acceso adecuado a atención psicológica o diagnósticos oportunos.
“Nadie es productivo con una depresión severa; los problemas de salud mental son inhabilitantes”, señala. Aunque las empresas no están obligadas a garantizar la felicidad de sus colaboradores, Martínez subraya que sí existe una responsabilidad moral de cuidar su bienestar.
“Estas cifras no son sólo estadísticas; reflejan una crisis silenciosa que impacta familias, productividad y potencial económico nacional”, explica Rosalinda Ballesteros, directora general del Instituto del Propósito y Bienestar Integral (IPBI) de Tecmilenio. Para ella, el bienestar no debe entenderse como una iniciativa aislada o exclusiva de recursos humanos, sino como un pilar estratégico. “Estamos más allá de la concientización. Hoy la inacción tiene un costo tangible y medible para las organizaciones”.
Coincide Gerardo Leyva, economista egresado de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, quien enfatiza que medir el nivel de felicidad dentro de las empresas no es un gesto simbólico, sino una estrategia competitiva. “Cuando las organizaciones promueven el bienestar, reducen la rotación, aumentan la innovación y logran mejores resultados financieros”, sostiene.
Prevenir, medir y actuar
El liderazgo empático se ha convertido en una de las herramientas más poderosas para construir entornos laborales sostenibles. De acuerdo con Rosalinda Ballesteros, cuando los líderes se interesan de forma genuina por el bienestar de su equipo, crean vínculos que fortalecen la lealtad y el sentido de propósito.
Sin embargo, persiste una brecha entre las expectativas de los colaboradores y la respuesta de las empresas: 46% de los empleados teme un deterioro físico que afecte su desempeño, mientras 39% valora el uso de herramientas virtuales o de inteligencia artificial para apoyo emocional, pero sólo 15% de las organizaciones las ofrece para cubrir necesidades de una mayor escucha y contención en el trabajo [3].
Para avanzar, los especialistas coinciden en tres verbos clave: prevenir, medir y actuar. “La salud mental debe entenderse en otra dimensión, no sólo como un asunto de lo pensante; el bienestar empieza con implementarlo y medirlo”, afirma Martínez. A partir de su trabajo de investigación, comparte un ejemplo de práctica de bienestar integrada al entorno laboral: “compartir los alimentos en grupo aumenta la felicidad, una actividad que se ha perdido en la mayoría de los espacios de trabajo”.
La directora del IPBI concuerda en que la prevención debe ocupar un lugar prioritario, pues los sistemas actuales de atención no tienen capacidad para responder a la magnitud del problema. Las organizaciones, afirma, no pueden resolver la crisis por sí solas, pero sí pueden prevenirla, acompañarla y promoverla mediante una cultura centrada en el bienestar integral.
Ignorar el tema ya no es una opción. Invertir en bienestar tiene un retorno tangible: reduce el ausentismo, mejora la retención de talento y eleva la productividad de manera sostenida. “La conversación sobre salud mental debe ser permanente y transversal, no una acción conmemorativa”, puntualiza Rosalinda Ballesteros.
Autora: Ivonne Vargas Hernández
Editora en Jefe Observatorio Instituto para el Propósito y Bienestar Integral. Autora ¡Contrátame!, analista laboral y periodista especializada en Recursos Humanos y Gestión de Talento.
Referencias:
[1 y 2 ] Instituto Mexicano del Seguro Social. (2024). Informe de productividad y salud laboral en México. IMSS.
(2) IMSS (2025). Recuperado en : https://www.imss.gob.mx/salud-en-linea/estres-laboral?utm_source=chatgpt.com
[3] Mercer Marsh Beneficios. (2025). Health on Demand 2025 Global Report.