La música como refugio emocional y motor de resiliencia

Lectura aproximada 4 min

17 octubre 25

La música como refugio emocional y motor de resiliencia

La música como refugio emocional y motor de resiliencia: la voz de Laura Guevara en Wellbeing 360 

Ivonne Vargas Hernández 

La música ha acompañado a los seres humanos desde tiempos ancestrales como un recurso de conexión, expresión y sanación, y es que, más allá del entretenimiento, distintas investigaciones han demostrado que los ritmos y melodías tienen un efecto directo en el cuerpo y en la mente. La psicóloga Emma Gray, en colaboración con Spotify, encontró que ciertos tempos musicales, especialmente los que oscilan entre 50 y 80 pulsaciones por minuto, inducen un estado cerebral alfa. Este estado, caracterizado por la calma y la atención serena, es propicio para la creatividad, la concentración y la imaginación. 

Durante el foro Wellbeing 360: Vida con Propósito, organizado por el Instituto del Propósito y Bienestar Integral de la Universidad Tecmilenio, en Guadalajara, Jalisco, la cantautora y compositora venezolana Laura Guevara compartió su experiencia personal y profesional en torno al poder transformador de la música. 

A partir de su historia y del contexto de crisis en Venezuela que la llevó al exilio, la artista presentó un conjunto de herramientas que permiten reconectar con la calma interior, regular las emociones y encontrar resiliencia a través de lo sonoro. 

Guevara recordó que, antes de cualquier canción externa, todos los seres humanos escuchamos la música de nuestro propio corazón en el momento en que nacimos. Esa vibración vital es un recordatorio de que el cuerpo es un instrumento en sí mismo y que regresar a esa escucha interna puede ser un punto de partida para reconectar con la tranquilidad. 

Herramientas para el bienestar a través de la música 

La artista compartió prácticas sencillas que pueden incorporarse a la vida cotidiana. Una de ellas es volver a la música interior, conectando con los latidos y la respiración como una forma de autoescucha. 

Otra técnica es el “tapping” rítmico de la mariposa, una serie de golpeteos suaves que ayudan a regular el sistema nervioso. A esto se suma el reconocimiento de la importancia del oído como sentido primario: a diferencia de la vista, el oído no racionaliza, simplemente distingue entre lo familiar y lo desconocido. Por eso –explicó Guevara– la repetición de una melodía puede terminar generando afinidad emocional con ella. 

El canto también juega un papel central, pues activa la respiración profunda y, en particular, el llamado “suspiro fisiológico”, que realizan los bebés después de llorar y que consiste en una inhalación corta seguida de una exhalación más larga por la nariz o la boca. Este mecanismo ayuda a regular el cuerpo tras momentos de tensión. 

“Cantar en comunidad amplifica estos beneficios, ya que genera cohesión y un sentimiento de pertenencia. De manera similar, prácticas como la vibración sonora con un simple ‘hmmm’ estimulan el nervio vago, relacionado con la resiliencia física y emocional”. 

Además de lo musical, Guevara recomendó un ejercicio de escritura automática. Consiste en dejar que las palabras fluyan sin filtros, a manera de desahogo o liberación emocional. Esta práctica —explicó— puede contribuir a mejorar el descanso nocturno y a liberar tensiones internas. 

La música como un refugio 

Al relatar su propia historia, la compositora recordó su salida de Venezuela en 2017 durante un contexto de protestas y violencia. Posteriormente, en 2019, ofreció conciertos en España antes de regresar a México, donde encontró un nuevo espacio para seguir creando. En este recorrido, enfatizó que la música ha sido su refugio más constante: “Si hay música, nunca estamos solos”. 

 

Autora: Ivonne Vargas Hernández.

Editora en Jefe Observatorio Instituto para el Propósito y Bienestar Integral. Autora, analista laboral y periodista especializada en Recursos Humanos y Gestión de Talento. 

Déjanos tu like