En México, 1 de cada 2 niñas, niños y adolescentes sufren algún tipo de disciplina violenta en sus hogares, según revela la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (1). Esta alarmante estadística evidencia la urgencia de implementar políticas públicas orientadas hacia métodos de crianza alternativos que rompan con los ciclos de violencia.
La crianza positiva se presenta como una respuesta efectiva ante esta problemática nacional, ofreciendo herramientas que transforman la manera en que padres, madres y cuidadores o tutores interactúan con los menores.
¿Qué es la crianza positiva?
La crianza positiva es un enfoque basado en el respeto, el amor y la comprensión, que promueve el desarrollo saludable de niñas, niños y adolescentes mediante la guía y el establecimiento de límites sin recurrir a la violencia. Según UNICEF (2), este modelo se fundamenta en cinco pilares esenciales:
- Entender cómo piensan y sienten los niños en cada etapa de su desarrollo
- Crear un ambiente de amor y respeto donde los menores se sientan seguros
- Anticiparse a situaciones difíciles para prevenir conflictos
- Resolver problemas de forma constructiva, fomentando la comunicación
- Responder con sensibilidad a las necesidades emocionales infantiles
Este enfoque no significa ausencia de límites o permisividad, sino todo lo contrario: establece expectativas claras y consecuencias lógicas que ayudan a los menores a comprender la relación entre sus acciones y los resultados, sin necesidad de recurrir al castigo físico o emocional.
Impacto preventivo en la formación de adultos violentos
Estudios longitudinales realizados por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos demuestran que los niños criados con métodos positivos tienen un 60% menos de probabilidades de desarrollar comportamientos violentos en la edad adulta (3). Esto se debe principalmente a que aprenden a regular sus emociones de manera saludable, desarrollan mayor empatía y habilidades de resolución de conflictos, internalizan modelos de relación basados en el respeto mutuo y fortalecen su autoestima y sentido de seguridad personal.
Por su parte, el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz en México ha encontrado que el 78% de los adultos que ejercen violencia familiar fueron víctimas de castigo corporal durante su infancia, evidenciando cómo estos patrones tienden a perpetuarse de generación en generación si no se interrumpen mediante alternativas como la crianza positiva (4).
Experiencias internacionales exitosas
Algunos países que han implementado la crianza positiva han visto resultados benéficos para quienes se convertirán en el futuro de esas naciones. Los ejemplos más significativos son:
- Suecia: en 1979, este país nórdico se convirtió en el primero del mundo en prohibir legalmente toda forma de castigo físico hacia los niños. Esta medida fue acompañada de una amplia campaña educativa sobre crianza positiva. Los resultados, cuatro décadas después, son contundentes: la aceptación social del castigo físico disminuyó del 53% al 8%, y la tasa de violencia juvenil se redujo en un 65% (5).
- Nueva Zelanda: el gobierno implementó en 2007 un programa nacional de crianza positiva que incluye talleres gratuitos para padres y cuidadores, líneas telefónicas de apoyo y orientación, y material educativo accesible en diversos formatos y lenguas. Según el Ministerio de Desarrollo Social de Nueva Zelanda, tras 14 años de implementación, el programa ha logrado reducir en un 43% los casos de maltrato infantil y en un 37% las tasas de comportamiento antisocial en adolescentes (6).
- Colombia: este país adoptó el programa Familias Fuertes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), enfocándose en comunidades vulnerables. El Ministerio de Salud colombiano reporta que, en zonas donde se implementó el programa, las denuncias por violencia familiar disminuyeron un 32% y mejoraron los indicadores de salud mental infantil en un 27% (7).
La necesidad urgente en México
En nuestro país, además del alarmante dato inicial, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) reportó en 2023 un incremento del 25% en las denuncias por maltrato infantil durante los últimos cinco años (8). Este panorama subraya la urgencia de implementar políticas públicas orientadas a la crianza positiva.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de su programa “Ciencias de la Felicidad”, ha comenzado a difundir conocimientos sobre parentalidad positiva, destacando que los padres que adoptan este enfoque reportan no solo menos problemas de conducta en sus hijos, sino también mayor satisfacción personal y menor estrés parental (9).
El camino hacia una política nacional
Para que México pueda desarrollar una política efectiva de crianza positiva, sería importante:
- Promover la concientización sobre los efectos negativos del castigo físico y emocional.
- Ofrecer alternativas prácticas y accesibles para todas las familias.
- Formar profesionales en diversos ámbitos (salud, educación, protección infantil) en estos métodos.
- Armonizar la legislación para proteger de manera integral los derechos de la infancia.
Como sociedad, debemos reconocer que la violencia no es un método educativo, sino un problema de salud pública que tiene consecuencias devastadoras en el desarrollo infantil y en la construcción de una sociedad pacífica.
Las evidencias internacionales demuestran que invertir en crianza positiva no solo protege a los niños de hoy, sino que construye los cimientos para un México menos violento mañana.
Referencias
(1) Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut). (2021). “Reporte sobre disciplina infantil en hogares mexicanos”. Instituto Nacional de Salud Pública.
(2) UNICEF. (2023). “Crianza positiva: cómo disciplinar a tu hijo de manera inteligente y saludable”. https://www.unicef.org/parenting/es/cuidado-infantil/crianza-positiva-como-disciplinar-tu-hijo-de-manera-inteligente-y-saludable
(3) Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). (2022). “Effects of positive parenting on violence prevention”. Department of Health and Human Services.
(4) Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM). (2022). Estudio sobre factores de riesgo en violencia familiar. Secretaría de Salud.
(5) Gobierno de Suecia. (2020). “Four decades of anti-corporal punishment policy: Outcomes and statistics”. Ministry of Health and Social Affairs.
(6) Ministerio de Desarrollo Social de Nueva Zelanda. (2021). Evaluation of the National Positive Parenting Program: 2007-2021. Government of New Zealand.
(7) Ministerio de Salud de Colombia (MinSalud). (2023). Impacto del programa Familias Fuertes en indicadores de violencia intrafamiliar. República de Colombia.
(8) Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). (2023). Informe anual sobre denuncias de maltrato infantil en México 2018-2023.
(9) Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). (2023). Programa Ciencias de la Felicidad: Resultados del módulo de crianza positiva. https://cienciasdelafelicidad.mx/videos.html
Autora: Ivonne Vargas Hernández. Editora en Jefe Observatorio Instituto Ciencias del Bienestar Integral. Autora, analista laboral y periodista especializada en Recursos Humanos y Gestión de Talento.